La número 2 del Fondo Monetario Internacional Gita Gopinath llegará a Buenos Aires hoy para tener reuniones con el presidente Javier Milei y con integrantes del equipo económico, tres semanas después del último desembolso que el organismo liberó hacia el Banco Central tras la última revisión técnica.
La misión se dará en un contexto en el que el plan económico de Luis Caputo, apoyado por el FMI, comienza a mostrar los primeros números en línea con las metas acordadas pero también un impacto en salarios y en la actividad económica.
La vicedirectora gerente del Fondo Monetario tendrá una agenda desde este miércoles que además del Poder Ejecutivo incluirá otros dirigentes políticos, empresarios, economistas y, según mencionaron desde el organismo, miembros de la sociedad civil y académicos, aunque los detalles no fueron aún comentados por voceros de la institución. Típicamente, los enviados del FMI suelen reunirse, por ejemplo, con dirigentes gremiales. Se tratará de la primera visita de un alto funcionario de la entidad financiera estadounidense a Buenos Aires desde que a fines de 2018 la entonces directora gerente Christine Lagarde participó de la Cumbre de jefes de Estado del G20.
La portavoz del Fondo Julie Kozack dio alguna pista sobre las motivaciones que tendrá la llegada de una funcionaria del rango de Gopinath a la Argentina e indicó que “viajará a Argentina esta semana para reunirse con funcionarios gubernamentales y otras personas para conocer los difíciles desafíos económicos y sociales de Argentina, así como su vasto potencial”. “Con muchas ganas”, respondió brevemente la subdirectora, también en su cuenta de X.
Las próximas semanas estarán marcadas por cierto consenso que circula en el mercado respecto a un atraso cambiario por el 25,5% de inflación de diciembre y el 20,6% de enero, producto del crawling peg de 2% mensual que estableció el equipo económico tras la devaluación inicial. El FMI alertó sobre lo imperativo, para el Gobierno, de evitar un nuevo salto cambiario brusco y de que el tipo de cambio no pierda competitividad.
La otra meta que el Ministerio de Economía puede mostrar ante Gopinath es la de la marcha del ajuste fiscal. Es, para los cálculos de los técnicos del organismo, uno de las correcciones fiscales más agresivas a nivel global en los últimos treinta años. En Washington consideran que el Gobierno necesitará plafón político para llevarlo adelante con continuidad a lo largo del año, y tiene un ojo puesto en las consecuencias sociales.
En enero, el superávit no fue solo primario para cubrir los intereses de deuda sino que se trató directamente de resultado positivo financiero. Es decir, el ajuste en las cuentas fue tan pronunciado que hubiese tenido un margen de más de $500.000 millones y aún así conseguir el equilibrio presupuestario en el primer mes del año.
De todas formas, el FMI solo mira el resultado primario para establecer sus metas, las trimestrales y la anual. El 2024 debería terminar con un saldo favorable de $2,8 billones. Solo en enero la Secretaría de Hacienda ya consiguió mostrar 2 billones de superávit antes del pago de intereses de deuda. Esto implicaría, tal como mostró un cálculo de la consultora PxQ, que hasta tendría margen para achicar el superávit algo más de $1 billón sin alejarse de la meta.