Tras las denuncias contra Marcelo Corazza y Jey Mammón, Sebastián Pollastro rompió el silencio en sus redes con un fuerte descargo.
Después de la detención de Marcelo Corazza por trata de personas y corrupción de menores, y tras la acusación por abuso sexual contra Jey Mammon, un ex Gran Hermano se expresó en sus redes sociales donde contó que también fue abusado. Además, apuntó contra un conductor y productor: “Se tiró arriba de mí en la cama, borracho”.
“No me sorprende, me duele, me vulnera y remueve muchas cosas. Porque amén de ‘la sorpresa fingida para la cámara’ de tantos, la realidad es que son muchísimos los casos de quienes sufrimos abusos”, escribió Sebastián Pollastro en un extenso posteo en sus redes sociales.
Acto seguido, reafirmó con todo el dolor: “¡Y sí, lo digo en plural! Lamentablemente, cuando tu primera experiencia sexual es un abuso, de alguna manera se vuelve a repetir, ya sea por la manipulación del abusador, la psiquis dañada que te dejan, la complicidad de su entorno/canal, la impunidad que les da la guita/poder/contactos o la sociedad que sigue sin querer hablar de algo tan horroroso”.
Pollastro se metió de lleno en su caso y señaló que lo vivió de niño, pero que pudo contarlo una década después. “Cuando entré a Gran Hermano era menor (tenía 20 años, la edad para mayoría de edad cambió unos años después para la ley). En aquel momento, en una charla con mis compañeros, hablé sobre lo que viví a los 8 años. Al salir fui revictimizado por los medios”
Inmediatamente, sin dar ningún nombre propio, denunció a una persona de los medios: “Ni hablar del conductor/productor metiéndose en mi habitación borracho, erecto, tirándose arriba de mí en la cama”. “Yo era un pibe nuevo en el ambiente, queriendo hacer mi camino, sin herramientas psicológicas, naturalizándolo, creyendo que tal vez había dado una señal confusa. Todo parte de una psiquis de niño abusado y psicopateado”, reflexionó.
Hoy, con 36 años, Sebastián Pollastro sostuvo que a pesar trabajar en terapia el tema, todavía lo indigna la impunidad con que se manejan en el medio televisivo. “¡Aún me asquean! Verlos al aire dando el papel de padres de familia, de periodistas respetados, de gente graciosa y buena onda”
Pallastro quiso dejar en claro que los abusos no son algo exclusivo de un ambiente o programa: “Pasa en las oficinas, en las aulas, en las familias. Se trata de una sociedad enferma que mira para otro lado, que naturalizó durante años que estos tipos estén frente a la pantalla diciendo cosas aberrantes, impunes, llenándose los bolsillos, revictimizando, exponiendo o vendiéndose encantadores, divertidos, impunes…”. “Ojalá otros sigan teniendo el valor de denunciar ante la Justicia y que los culpables paguen”, deseó.
Respecto a su decisión de romper el silencio, se sinceró: “No tienen idea del hostigamiento que sufrimos las víctimas, lo que tenemos que aguantar cuando decidimos/podemos hablar. Hace una semana que escribo y borro, porque me queman las ganas de sacar todo lo que tengo dentro, pero no quiero que siga sonándome el teléfono queriendo usarme una vez más para vender morbo y hacer programas. No les interesa el hecho, no tienen empatía, no les horroriza, quieren amarillismo…”.