La operación se realizará el jueves e incluirá ocho títulos que vencen entre fines de marzo y junio inclusive. Los tenedores tendrán una opción de venta hacia el Banco Central en caso de necesitar liquidez
El canje de deuda en pesos que tendrá lugar el jueves incluirá una mayoría de nuevos bonos atados a la inflación, mientras que la opción “dual” que protege contra la suba de precios y también contra una eventual devaluación correrá hasta febrero próximo, de acuerdo a la letra chica de la oferta que dio a conocer la Secretaría de Finanzas este lunes.
En el mercado creen que los bancos podrían volcarse de manera mayoritaria a los títulos indexados a CER. En los despachos oficiales admiten que será difícil que el canje tenga un nivel de adhesión como los que tuvieron ocasiones anteriores (que llegaron a superar el 70%) ya que se trata de una operación de conversión a plazos más largos, lo que hace que no todas los tenedores puedan ingresar de manera automática a la oferta.
El llamado a canje especificó que los bonos que serán elegibles para la operación serán ocho variantes que vencen entre el 25 de marzo hasta el 30 de junio y que incluyen letras a descuento a tasa fija y bonos CER, junto con un bono dollar linked que finaliza el 28 de abril y un dual a junio. En el Ministerio de Economía alcararon que al tratarse de un canje voluntario, para quienes no ingresen las condiciones de pago de los bonos se mantendrán sin alteraciones.
La primera canasta de bonos para que los tenedores elijan incluye tres bonos indexados a la suba de precios, con tres vencimientos distintos: el 14 de abril de 2024 (más una tasa de 3,75%, que integra el 30% del total de esta canasta), el 14 de octubre de 2024 (tasa adicional de 4% y que compone el 40% del total de esta primera opción de canje) y 14 de febrero de 2025 (4,25% de interés sobre el CER, el restante 30 por ciento).
La alternativa será un menú con el bono “dual” que fue motivo de discusión desde la oposición, ya que lo consideraron una suerte de “seguro de cambio” con opción de venta hacia el Banco Central. El 30% de la segunda canasta estará integrada por el “dual” que tendrá vencimiento en febrero de 2024. El resto será indexado a inflación (también al 14 de octubre de 2024 y 14 de febrero de 2025).
Un canje de esta naturaleza, estiman, reconfigurará la proporción que tiene cada variedad en el universo de pasivos en pesos. La relevancia de la deuda atada a la inflación aumentará, algo que no es recomendado por el Fondo Monetario Internacional, y debería caer la que sigue al valor del tipo de cambio. De la conversión que tendrá lugar el jueves, algo más del 80% será con el índice CER y menos del 20%, con doble protección contra suba de precios y del dólar.
Para Santiago López Alfaro, de Delphos Investment, “probablemente los bancos elijan la canasta integrada solo por bonos CER, creo que va a ser un buen canje. Es buena noticia que se haga roll over para quitar incertidumbre. La gran mayoría va a ser ajustado por CER, el ‘dual’ es solo el 30% de una de las canastas, es una proporción baja”, mencionó ante Infobae.
Un tema de discusión con la oposición fue la opción de venta (put) para que los tenedores de los bonos puedan venderle al Banco Central su posición en los títulos en pesos. El mecanismo fue puesto en marcha en julio pasado y seguirá vigente para los bancos que quieran adquirir ese derivado financiero que los protege para contar con liquidez en el momento en que la necesiten. El reparo de Juntos por el Cambio radicó en que esa opción implica una suerte de “vencimiento diario” de la deuda.
En el equipo económico discuten ese argumento y no ven que exista lógica racional económica por la que un banco se desprenda de golpe de todas sus tenencias (ya que no pueden destinarlo, por ejemplo, a comprar dólares por las restricciones cambiarias), pero admiten que existe desde hace meses en torno a la deuda en pesos una suerte de “riesgo político” por la cual la dinámica del financiamiento local está determinado por la expectativa de lo que pueda hacer con los bonos en moneda local, eventualmente, otra administración.
“Este instrumento se ofreció a los bancos en la búsqueda de desarrollar el mercado de capitales que necesita un mercado de títulos públicos líquido y profundo. El BCRA opera en el mercado de títulos evitando su volatidad y el de la tasa de interés y así lo ha demostrado en su accionar en las operaciones de mercado abierto. Sin embargo su credibilidad debe ser construida con este tipo de instrumentos. Los puts vendidos hasta ahora escasamente se han ejecutado posiblemente solo para verificar la operatividad del sistema ya que tienen un costo”, explicaron fuentes de la entidad que preside Miguel Pesce.
El universo de títulos tomados en consideración para el canje suma, estiman en los despachos oficiales, más de 7 billones de pesos, de los cuales cerca de la mitad están en manos de privados y el resto en la cartera de inversión del sector público.
Más allá de descontar que los tenedores intra Estado participarán y aceptarán el canje, entre los funcionarios que trabajaron la propuesta consideran que la operación podría considerarse exitosa si pudieran alcanzar un porcentaje de aceptación entre los bancos de entre 45 y 50%, un número que estiman razonable.
El trabajo para llegar a un acuerdo con esos dos sectores, algunos de los que más títulos en pesos del Tesoro poseen en sus carteras, había arrancado hace algunas semanas desde la Secretaría de Finanzas que encabeza Eduardo Setti.
También estuvieron presentes en la reunión, que terminó cerca de las 13.30, el viceministro de Economía Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores Leonardo Madcur. Por parte del Banco Central, el presidente del Banco Central Miguel Pesce, el vice de esa institución Lisandro Cleri y el gerente general Agustín Torcassi.
Por parte de los bancos participaron Claudio Cesario, presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Javier Bolzico, de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), Gustavo Manríquez (Banco Macro), Leticia Canclini (Banco Santa Fe), Fabián Kon (Galicia), Alejandro Butti (Santander), Martín Zarich (BBVA), Oswaldo Parré dos Santos (Patagonia), Alejandro Ledesma (ICBC), Federico Alcalde Bessia (HSBC), Carlos Heller (Credicoop), y Claudio Canepa (Banco San Juan).
Un informe de Invecq señaló, en ese sentido, que febrero finalizó con un roll over (porcentaje de cobertura de vencimientos) de 139% frente a las obligaciones de pago que quedaron en el cronograma tras el primer canje, en enero. Esto significa que consiguió casi 40 pesos por cada 100 que vencieron a lo largo del segundo mes del año, lo que implican uno $405.000 millones para financiar el déficit fiscal y que evitan así que el Banco Central tenga que emitir pesos para asistir al Tesoro.
La cuestión de las tasas de interés también fue particular en febrero. En noviembre las colocaciones de deuda en pesos habían tocado un techo máximo de tasa cuando Finanzas adjudicó una Letra a Descuento, que configura el principal instrumento de financiamiento en pesos más allá de los indexados, a una tasa efectiva anual de 118 por ciento. En diciembre y enero el interés fue recortado a 114% y 112%, respectivamente, aunque en febrero se cortó esa racha y volvió a repuntar hasta 119% anual.
Los “muros” de vencimientos para los próximos meses ascienden a más de 12 billones de pesos entre marzo y julio y que asciende a 16 billones hasta octubre. De acuerdo a una estimación hecha por la consultora Equilibra, “si miramos el perfil de vencimientos dinámico (proyectando la evolución del CER y el tipo de cambio hasta el vencimiento de cada instrumento) deben pagarse más de 16 billones de pesos (10% del PBI) entre marzo y octubre”, estimaron.