Los activos financieros globales, y los locales en general, se anotaban ayer nuevas mejoras hasta que unas palabras del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, desataron una oleada de ventas que los hizo cerrar con rojos masivos.
Bastó que reconociera que en su tarea al frente de ese organismo aún está lejos de honrar el “mandato de estabilidad de precios”, y advirtiera que si “la totalidad de los datos indicara que se justifica un endurecimiento más rápido” de la política monetaria “estaríamos preparados para acelerar el ritmo de las subidas de tasas” para que el mercado diera una vuelta de campana.
El reacomodamiento de precios fue generalizado y abrupto.
De inmediato se amoldaron a sus dichos las expectativas sobre la evolución que tendría la tasa de referencia en Estados Unidos.
“Antes de que hablara Powell la probabilidad de que se disponga una suba de 0,25% en la tasa durante la reunión del 22 de marzo era del 68,62%, mientras la adjudicada para un aumento de 0,50% era del 31,38%. Luego de su discurso la probabilidad de un aumento de un cuarto de punto cayó al 28,02% y la de una suba de medio punto escaló hasta el 71,98%”, describió el especialista en finanzas, Franco Tealdi.
“Powell habló explícitamente de un objetivo más alto para las tasas de interés. Esto es algo sobre lo que en el mercado se había estado estado hablando pero que, obviamente, no ha sido totalmente descontado”, dijo Chris Zaccarelli, director de inversiones de Independent Advisor Alliance en Charlotte, Carolina del Norte, viendo la reacción en los mercados.
Efecto dominó
Como era esperable, la chance de un dólar estadounidense apuntalado por una mayor tasa impulsó un alza del 1,21% del Dollar Index (un índice que mide esa divisa contra otras seis semejantes) colocándolo por sobre los 105,6 puntos (nivel que no mostraba desde comienzos de año).
Y esto, a su vez, desató una presión bajista sobre los precios de las commodities (que se miden en esa moneda) accionando caídas del 3,5 al 4% en los precios del petróleo (Brent y WTI) o del 1% en los de la soja.
En ese contexto resurgió la aversión al riesgo, como queda a la vista por los rojos de hasta 1,7% que se anotaron los principales índices de precios de Wall Street en la jornada.
La oleada finalmente derramó sobre el resto de los activos emergentes, incluyendo los argentinos, que terminaron el día con retrocesos de hasta 7% (en el caso de los ADR como el de YPF) y del 1% promedio entre los bonos argentinos más largos (los que vencen de 2035 en adelante).
A su vez, el índice S&P Merval de la bolsa local, arrastrado también por este efecto, cerró con una pérdida del 2,6%.
Para la Argentina la continuidad del ajuste monetario en Estados Unidos y la proyección de mayores aumentos de tasa es una mala noticia, ya que impacta directamente sobre los intereses que debe pagarle al FMI por la deuda contraída en 2018 y refinanciada el año pasado.
Por lo pronto, los datos sobre el mercado laboral que se conocerán hacia el cierre de esta semana en Estados Unidos darán un mejor panorama sobre el recorrido que podrán tener las tasas de interés en Estados Unidos en los próximos meses.