Son la Cámara Federal y la de Casación Penal de Comodoro Py que antes de fin de año deben renovar sus autoridades. Quiénes son los candidatos y por qué los cambios podrían impactar en las causas judiciales de Cristina Kirchner
“Ya estamos en las primarias”. La frase con una sonrisa en la boca es de un juez de la Cámara Federal de Casación Penal. Y la referencia es a lo que el tribunal vivirá dentro de un mes: la elección de su presidente para el 2023. En tribunales las primarias son la campaña, donde se empiezan a definir los candidatos que llegarán con chance. Pero además de Casación también la Cámara Federal deberá elegir a su nuevo titular.
La Cámara Federal y la de Casación son dos tribunales clave para el poder político porque por allí pasan las causa de corrupción. En la primera se resuelven todas las investigaciones y se decide quiénes quedan procesados para ir a juicio o quiénes desvinculados. Y en Casación se revisan las decisiones de la Cámara Federales y las condenas y absoluciones en los juicios orales. A modo de ejemplo, la semana pasada Casación comenzó a analizar la situación de la vicepresidenta Cristina Kirchner en el caso “Los Sauces-Hotesur” y en la causa por la firma del Memorándum de entendimiento con Irán; y la Cámara Federal esta semana resolverá pedidos de la ex presidenta en la causa por su intento de homicidio.
Las presidencias de esos tribunales no tienen peso específico en las causas, pero sí son relevantes cuando se definen cuestiones internas. Pero además tienen un significado simbólico por lo que representan. Ahora, como cada fin de año, se acerca el momento de sus renovaciones.
En Casación la elección está prevista para el próximo 13 de diciembre. El actual presidente del tribunal es Alejandro Slokar y lo que establece el reglamento de la Cámara es que asuma el vicepresidente primero, en una rotación continua con todos los miembros de la cámara. El vicepresidente primero es Mariano Borinsky, quien así el año que viene estaría al frente de Casación, si se mantiene ese esquema que algunas veces se modificó por las internas de Casación.
El cambio del presidente trae otras modificaciones. Habitualmente, el titular de Casación no integra ninguna sala durante su presidencia y deja de resolver causas, solo se aboca a las tareas de la presidencia. Así Borinsky saldría de su sala -la IV- y dejaría para el 2023 una causa clave para la vicepresidenta de la Nación Cristina Kirchner: el caso de la obra pública en Santa Cruz.
El expediente de la obra pública está en juicio oral y antes de fin de año será el veredicto por lo que en 2023 llegaría a Casación por la apelación que harán las partes. ¿Quién reemplaza en la sala al nuevo presidente? Suele hacerlo el presidente saliente. Así, Slokar entraría a la sala IV en lugar de Borinsky. Sería un cambio que la política miraría muy de cerca. Sin embargo, hay que considerar un dato: hoy están ocupadas solo doce sillas de las trece que hay en Casación, con lo cual Borinsky podría seguir interviniendo. Dependerá de él, si es que se convierte en el próximo presidente.
Borisnky es uno de los jueces más criticados por el kirchnerismo. Intervino en muchas de las causas que tiene Cristina Kirchner y en la mayoría de las veces con resoluciones en contra y fue uno de los magistrados que tuvo visitas a la quinta de Olivos cuando Mauricio Macri era presidente de la Nación. Por su parte, Slokar es considerado un juez más cercano al oficialismo. Fue funcionario en el Ministerio de Justicia de la Nación durante el gobierno de Néstor Kirchner.
Pero no todo es tan lineal. Slokar siempre integró la sala II de Casación y de hecho su decreto de designación de juez así lo marca. Por lo que podría haber una discusión sobre las integraciones de las cuatro salas de Casación para 2023, sobre todo por la importancia de las causas que hay en el tribunal.
Pero en la disputa por la presidencia aparecen otros candidatos. La jueza Ana María Figueroa hizo saber a sus colegas que le gustaría ser la titular del cuerpo. Infobae pudo saber que ya lo conversó con algunos de sus colegas. Podría no ser un mandato completo. Figueroa cumple en agosto próximo 75 años, la edad máxima que establece para ser jueza. Sí puede continuar con un nuevo acuerdo del Senado de la Nación, para lo que necesita el aval del gobierno. No obstante, dicen en tribunales, debería haberlo pedido en agosto pasado -un año antes- y no lo hizo. Como Slokar, Figueroa es cercana al gobierno nacional.
La magistrada no es la única que está llegando a los 75 años. También Eduardo Riggi, quien los cumple febrero y es uno de los históricos del tribunal. Pasó desapercibido pero Riggi sí hizo saber sus intenciones de quedarse. Y a fines de octubre el ministro de Justicia de la Nación, Martín Soria, publicó en el Boletín Oficial el pedido de cinco jueces para continuar en el cargo más allá de sus 75 años. Entre ellos, Riggi. La decisión habilita el trámite para que continúe en el cargo por cinco años más.
La publicación en el Boletín Oficial parece ser un aval del gobierno a Riggi. El año pasado Liliana Catucci, también jueza de Casación, pidió continuar pero no se le habilitó el trámite. Llamó la atención en tribunales la decisión del Poder Ejecutivo porque Riggi es criticado por organismos de derechos humanos por algunas de sus resoluciones en casos de lesa humanidad y porque no es afín al gobierno.
Todos movimientos expectantes en un tribunal clave para el año electoral.
Por su parte, la Cámara Federal también deberá renovar sus autoridades. El actual presidente es Mariano Llorens, juez de la Sala I del tribunal que concentra las causas de mayor tensión política: el intento de homicidio de Cristina Kirchner, la actividad de Revolución Federal y el espionaje ilegal durante el gobierno de Macri.
Actualmente el vicepresidente primero de la Cámara es Leopoldo Bruglia y el vicepresidente segundo Pablo Bertuzzi. Son los tres jueces de la Sala I y los más criticados por el kirchnerismo. Bruglia y Bertuzzi fueron los jueces trasladados durante el gobierno de Macri y Llorens bautizado como “el arquero del Liverpool” por los paridos de fútbol que se jugaban en la quinta del ex presidente.
Quién será el nuevo presidente de ese tribunal no está claro. Llorens tiene intenciones de continuar por otro mandato de un año. Pero el tema no comenzó a hablarse entre los jueces. Tampoco está claro que otros integrantes de la Cámara quieran serlo y si van a tener los votos.
El año pasado la elección de Llorens -quien reemplazó a Martín Irurzun tras 11 años de presidencia consecutiva- no fue sencilla. Hubo varias votaciones pero ninguno llegaba a los votos y cuando se definió en el acta no se dejó asentado cómo votaron cada uno de los seis jueces del tribunal.
Todavía no hay fecha para que la Cámara se reúna para elegir a su presidente. Podría ser a fines de noviembre o principios de diciembre, le dijeron a este medio fuentes del tribunales.
Así se pone en marcha la disputa electoral por la presidencia de dos cámaras judiciales clave para la política.