La Federación Nacional de Trabajadores Camioneros ha ratificado la continuidad de Hugo Moyano al frente de la organización hasta el año 2029. El proceso electoral, llevado a cabo en el predio del Club Camioneros en Esteban Echeverría, concluyó sin incidentes, contando con la participación unánime de 301 congresales. No obstante la formalidad del resultado, la entidad gremial atraviesa una significativa crisis interna, considerada una de las más severas de las últimas décadas.
Reconfiguración de la Cúpula: Ascenso de Jerónimo y Marginación de Pablo Moyano
El Congreso ha formalizado el ascenso de Jerónimo Moyano, el hijo menor del líder sindical, a la Secretaría Gremial e Interior, relevando a Marcelo “Feúcho” Aparicio, un colaborador cercano de Pablo Moyano. Este último, quien fuera considerado el sucesor natural del liderazgo de Hugo, ha quedado excluido de la conducción, exacerbando la histórica divergencia familiar que ha enfrentado al padre y al hijo primogénito durante años.
La coyuntura interna se extiende más allá de la distribución de cargos. El sindicato enfrenta importantes presiones financieras, manifestadas en denuncias de gestión deficiente en la obra social y presuntos desvíos de fondos en inversiones, ejemplificado por el caso del hotel de Mar del Plata, donde fuentes internas sugieren irregularidades que ascenderían a aproximadamente 10 millones de dólares.
La problemática se intensifica con la denominada “ley Moyano”, que estipula indemnizaciones anticipadas para trabajadores que mantienen su relación laboral. Este mecanismo, calificado por los críticos como extorsivo y oneroso, podría implicar una erogación de hasta 200 millones de dólares para el Gobierno de la Ciudad en caso de ser implementado.
Reordenamiento Estructural y Concentración del Poder Familiar
La reelección de Moyano no logra mitigar estas divisiones. Su liderazgo, sujeto a cuestionamientos por su longevidad y la eficacia de la administración interna, se enfrenta a la demanda de transparencia y resolución de controversias pendientes por parte de la base sindical. El poder se mantiene concentrado en el círculo familiar: además de Jerónimo, Hugo Antonio Moyano retiene la Secretaría de Asuntos Jurídicos y Karina Moyano continúa al frente de la Secretaría de la Mujer. Asimismo, Liliana Zuleta, esposa de Hugo Moyano, desempeña un rol crucial en la gestión de sanatorios y otras actividades comerciales del gremio, lo que genera fricciones con sectores que objetan la falta de claridad en el manejo de los recursos.
Expertos y analistas sindicales concuerdan en que, si bien Hugo Moyano garantiza su permanencia hasta 2029, el sindicato atraviesa un momento de fragilidad, con disensos internos que comprometen la estabilidad del dominio familiar. Los incidentes recientes, desde disputas contractuales con empresas de recolección hasta la difusión de grabaciones de dirigentes desplazados, evidencian un gremio donde la política interna, los lazos familiares y las actividades económicas se encuentran intrínsecamente ligados.
Un Liderazgo Histórico en un Contexto de Crisis
Más allá de las controversias y las dinámicas internas, la “ley Moyano” reinstala el debate sobre la articulación entre las organizaciones sindicales, los trabajadores y los contribuyentes. Si bien la normativa persigue la protección de derechos laborales, su aplicación ha generado controversia, al ofrecer elevadas compensaciones a empleados que permanecen en sus puestos de trabajo, un esquema que muchos consideran abusivo y carente de claridad.
En síntesis, la reelección de Hugo Moyano reafirma su trayectoria histórica en Camioneros, pero simultáneamente pone de manifiesto problemas estructurales profundos en el sindicato: escisiones familiares, dificultades financieras, tensiones con la administración de la ciudad y objeciones respecto a la gestión interna. El influjo de la familia Moyano persiste, aunque sin la solidez que caracterizó su dominio en épocas anteriores.



















