El complicado camino de la privatización de IMPSA parece estar llegando a su fin. En poco más de una semana el Gobierno nacional y el de Mendoza firmarán el traspaso de la empresa, que en algún momento fue puntal de la venta de tecnología en generación de energía al mundo, a manos privadas.
En estos últimos días se está terminando de cerrar la negociación por la baja de contratos incumplidos por IMPSA que los nuevos dueños se negaron a aceptar. Además, se está firmando la propuesta de reestructuración de la deuda de la empresa con un club de bancos integrado por el BICE, el Banco Nación, el BID y el Banco de la provincia de Buenos Aires, todos acreedores de IMPSA.
Ahora prometen en el Gobierno nacional que todo estará en línea para firmar el traspaso antes de 10 días. El acto se hará en Mendoza y esperarán que Alfredo Cornejo regrese de Francia. El gobernador va a participar de la feria Wine París, en la que este año la Argentina tendrá una mayor representación de bodegas locales.
La decisión de avanzar siempre en sintonía entre la Nación y Mendoza se tomó desde el principio del proceso de privatización. Tanto Javier Milei como Alfredo Cornejo tenían mucho que perder si fracasaba el proceso de traspaso a manos privadas. La operación con Arc Energy se hizo finalmente en US$ 27 millones, pero de no realizarse la provincia debería haber enfrentado pagos de más de US$ 5 millones mensuales para mantener la deficitaria plantilla salarial de IMPSA que suma mas de 700 trabajadores. Desde la Nación ya habían advertido que no habría más desembolsos. El horizonte de un fracaso en la operación hubiera sido demoledor para todos.
En la historia reciente de IMPSA, que según prometen tendrá alguna revisión incluyendo quizás denuncias penales, aparecen incumplimientos que, en general, se originaron en la recién era de control estatal en la empresa. De todas formas, hay que recordar que no todas las acciones quedaron alcanzadas por la estatización que definió el gobierno de Alberto Fernández.
De acuerdo al registro de la empresa “el capital de IMPSA se integra con tres tipos de acciones: las clase A, en manos de la familia Pescarmona con un 5,3%; las clase B, en manos de los acreedores con un 9,8%; a través de sendos fideicomisos de garantía, y las acciones clase C, que pertenecen al FONDEP en un 63,7% y el 21,2% restante a la provincia de Mendoza”.
Los contratos incumplidos, más la dificultad para renegociar la deuda de la empresa, fueron los problemas que en el tramo final complicaron el proceso de privatización. Arc Energy, única oferente para IMPSA, tuvo que modificar su oferta inicial en más de una ocasión y desde el ministerio de Economía hubo ajustes a la realidad en cuanto a los activos de obras pendientes que supuestamente registraba el balance de la empresa.
Un ejemplo: IMPSA tenía un contrato con el Ejército Argentino para la provisión de torretas y faldones de repuesto para el Tanque Argentino Mediano (proyecto que por otra parte ya fue desactivado por desactualizado). En los números de la empresa figuraba como activo ese contrato, pero cuando se le fue a requerir al Ejército la situación quedó en claro que el pago por el contrato se había hecho en su totalidad (unos US$ 11 millones), pero la entrega se había hecho solo parcialmente. Es decir, en lugar de un activo había un pasivo para la empresa.
Esta situación se repitió en numerosos contratos y demoró la firma final al punto que, reconocen en el gobierno nacional, estuvo a punto de caerse y fracasar la privatización en más de una ocasión.
Arc Energy es una estadounidense que se dedica especialmente al desarrollo de tecnología para el sector del Oil and Gas que cuenta en su directorio con ejecutivos venezolanos radicados en EE.UU..
La empresa tiene intereses varios con IMPSA, uno de los cuales no está relacionado directamente con la fabricación de turbinas para generación de energía (el negocio histórico más conocido de la empresa mendocina) sino en la tecnología para grúas de operación de puertos de carga, tema en el que IMPSA tiene contratos en América Latina y donde EE.UU. disputa mercado con China.
En el tramo final de la negociación, lo que originó al menos dos postergaciones en la firma del traspaso final a Arc Energy, hubo renegociación de los contratos pendientes que tenía IMPSA, en algunos casos por obras que fueron cobradas y no ejecutadas durante el gobierno de Alberto Fernández, es decir tras la nacionalización, pero también quedarán en la mira de una investigación futura otros contratos firmados con anterioridad. Venezuela aparece nuevamente en el horizonte de las dudas y sospechas.