Brasil cerró el 2024 con una salida total de US$18.014 millones del país en concepto de fuga de capitales, según la información del Banco Central. Se trata del el tercer peor desempeño en la serie histórica iniciada en el año 2008.
Si bien en los años 2019 y 2020 la salida de dólares fue mucho mayor, de US$44.768 millones y US$27.923 millones, respectivamente, hay que computar a la pandemia como responsable central en el segundo año.
La mayor parte de este saldo negativo fue impulsado por los flujos financieros, que en 2024 registraron una salida récord de US$87.214 millones, la más alta en 17 años.
El flujo financiero incluye operaciones como inversiones en acciones, bonos gubernamentales, préstamos y financiamiento externo, y fue impulsado tanto por factores internos, como las incertidumbres económicas y políticas, como por factores externos, como el mayor atractivo de los mercados desarrollados.
Esta dinámica se observó en un año en el que la depreciación del real llegó a 27,35%, la mayor desde 2020 por las dudas de los inversores sobre la política fiscal de Lula da Silva, que obligaron al Banco Central a desprenderse de casi US$33.000 millones de sus reservas en el mercado en las últimas dos semanas. el año, en un intento de frenar la pérdida de valor de la moneda.
En el caso de la balanza comercial, el desempeño fue positivo en US$69.200 millones, lo que contribuyó al equilibrio de pagos del país, demostrando que las transacciones internacionales de bienes y servicios aún tienen un papel relevante en la economía brasileña.