Fiel a su estilo y personalidad, y a dos meses de asumir nuevamente la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump empezó a jugar fuerte amenazando con aplicar aranceles a las importaciones de Canadá, México y China a partir del próximo 20 de enero.
El republicano dijo que impondría un arancel del 25% a Canadá y a México y del 10% a China, si no frenaban la inmigración ilegal y el tráfico de fentanilo. ¿Quién sigue en la lista?, se preguntan todos y muchos temen que sea Europa, que si algo le faltaba era una guerra comercial y por eso las bolsas del Viejo Continente reaccionaron en consecuencia, anticipando que el próximo podría ser la Unión Europea (UE).
Mientras el caos político se apodera de Alemania y la situación de Francia se deteriora, ambos motores de la UE, quien salió a bajar los decibeles fue la titular del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde quien en diálogo con el Financial Times sostuvo que cuando empieza una guerra comercial en general, pronto se puede ver una escalada, lo que sería negativa para todos, no solo para los destinatarios de los aranceles estadounidenses, ya que provocaría una reducción global del PBI.
Dado que las amenazas carecen de detalles la titular del BCE sostuvo que los aranceles aplicados de manera amplia e indiscriminada producen ciertos efectos, pero los aranceles muy selectivos y específicos producirán un efecto diferente. “Una cosa es si se aumentan los aranceles sobre ciertas categorías de productos, como creo que ha hecho la administración estadounidense, por ejemplo, con los vehículos eléctricos. Otra es si se aplican de manera amplia a todo lo que cruza la frontera. Sobre estos detalles aún no tenemos idea”, explicó.
En lo que se refiere a los aranceles a las importaciones europeas (entre el 10 y el 20%), hay una diferencia del 100% entre ambos, eso también es interesante, señaló y sostuvo que creía que es indicativo del enfoque que supuestamente suele adoptar Trump, que consiste en negociar. “El hecho de que se establezca un rango significa que se está abierto al debate. Se está abierto a una distribución diferente de ese arancel en función de cuál será la base”.
Lagarde afirmó que es mejor sentarse a la mesa y negociar que una estrategia puramente de represalia, que puede conducir a un proceso de ojo por ojo, en el que nadie sale realmente ganando, y puso como ejemplo el caso del acero que hizo que ambos se sentaran a negociar en lugar de buscar venganza.
Por lo pronto, los analistas europeos consideran que el hecho de que Trump no haya mencionado a Europa en esta primera declaración concreta sobre los aranceles es una buena noticia y podría indicar que no es una prioridad. Todavía es muy prematuro para evaluarlo, dicen. Sin embargo, las principales plazas europeas reaccionaron a la baja y solo Londres pareció esquivar el golpe.
Es que el llamado enfoque de tierra arrasada de Trump alimentó los temores de una guerra comercial y los inversores reaccionaron ante la posibilidad de que Europa sea la próxima víctima. Hay algunos expertos que ponen paños fríos, como Lagarde, y creen que son solo amenazas que Trump, en última instancia, usará para negociar y sacar adelante sus intereses con los distintos países.
De ahí que la nominación del millonario inversor de fondos de cobertura, Scott Bessent, como secretario del Tesoro de EE.UU. fuera tan bien recibido por el mercado, ya que es mucho más moderado en este tema. Es más, suele relativizar los planes del líder republicano sobre aranceles y cree que son más bien una herramienta de negociación.
Vale señalar que estas últimas amenazas de aranceles de Trump vinieron acompañadas de acusaciones a China, señalando que envía ingredientes utilizados para fabricar fentanilo a EE.UU., lo que está alimentando la epidemia de opioides, y en el caso mexicano lo vinculó con el flujo de migrantes a través de la frontera. Ocurre que tanto el comercio de drogas como la crisis migratoria son problemas complicados de resolver, y menos en forma rápida y unilateral.
La lectura de algunos analistas es que Trump aprovecha los problemas sociales de EE.UU. en sus guerras comerciales, lo que añade una nueva dimensión a los riesgos del mercado en 2025.
Si bien creen que habrá matices, dependiendo de los países y las regiones, siempre que se habla de aranceles los inversores reaccionan con cautela y miedo. Lo cierto es que la amenaza presiona sobre las tres divisas, el yuan, el peso mexicano y el dólar canadiense, y es un claro contraste con la mayor tranquilidad que había aportado a los mercados la elección de Bessent.
Todos quieren ver para creer, argumentando que, si existe un riesgo real de nuevos aranceles o una estrategia negociadora de Trump, también para EE.UU. será negativa una guerra comercial. Otros estrategas consideran que el mensaje de Trump envió una señal muy clara a los mercados financieros acerca de la lectura errónea que hicieron sobre la nominación de Bessent, porque no habrá un enfoque blando o equilibrado en la política arancelaria comercial.
Por ende, es probable que ahora las palabras de Trump deban tomarse en serio, al menos hasta el punto de dejar en claro que los aranceles serán una realidad desde el primer día, sin importar quién sea el secretario del Tesoro.
En términos del mercado internacional de divisas, la lectura de los operadores es que, si bien la medida puede verse como una táctica de negociación antes de que asuma el cargo el 20 de enero, es arriesgado subestimar el impacto en el tipo de cambio de las diferentes divisas afectadas.
De ahí que proyecten en el caso mexicano que un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas llevaría a la paridad dólar-peso a niveles de 24 o 25 pesos por dólar, frente a los 20,63 actuales. Y a pesar de que el resultado final de la amenaza arancelaria pueda ser menos severo una vez que concluyan las negociaciones, las recomendaciones apuntan a adoptar una postura defensiva en los mercados de divisas por el momento.
En cuanto al euro, si bien la buena noticia fue que Europa no fue nombrada por Trump, los analistas consideran que los gobernantes europeos mantendrán la postura de que es solo cuestión de tiempo antes de que el líder republicano dirija su atención al sector automotor europeo o a los aranceles en general, en cualquier caso, la amenaza de nuevos aranceles a China muestra la dirección que tomará el comercio mundial, lo cual es bajista para el euro, advierten.