El presidente Javier Milei cumple sus primeros 30 días al frente del Gobierno nacional, con una impronta personal y el desafío de acortar los tiempos para avanzar con reformar profundas sin perder apoyo popular.
El Presidente, impulsado por el resultado de las elecciones y una imagen positiva alta, acelera las negociaciones con diputados, senadores y gobernadores, a través de los principales referentes de su gabinete, para evitar el rechazo legislativo del mega DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) y garantizar el acompañamiento a la Ley Ómnibus, a la que se muestra dispuesto a hacerle algunas modificaciones como moneda de cambio.
Mientras avanza en ese sentido, Milei enfrenta a corto plazo dos frentes duros. Por un lado, el paro general anunciado por la CGT (Confederación General del Trabajo) tras las presiones de las bases sindicales para rechazar que se afecten derechos laborales y los cacerolazos; por el otro, la judicialización del megadecreto, que planteó reformas a más de 300 leyes.
Como contrapartida, el Presidente se fortalece ante una oposición sin rumbo, con el peronismo que no encuentra liderazgo y sigue sin lograr reordenarse tras el duro golpe que le asestó la amplia derrota electoral. Mientras Sergio Massa mantiene una postura moderada, apalancado en el Frente Renovador, Axel Kicillof encabeza la resistencia K en la provincia de Buenos Aires.
La del libertario será tal vez la luna de miel más corta de un presidente con lo que le gusta identificar como la “casta política”, pero que por el momento no muestra fisuras con gran parte del electorado que lo acompañó en el balotaje y de eso se aferra para avanzar con los cambios más profundos.