Esta noche a las 21.30 comenzará el partido más esperado del año por Boca. Y llega en medio de una montaña rusa de sensaciones y rendimientos dentro del equipo que dirige Jorge Almirón. En los últimos ocho partidos, el Xeneize ganó uno, empató cuatro y perdió tres. Las ideas del entrenador andan bailando en un limbo de decisiones claras y dubitativas. Primero, a la hora de conformar el once titular y, luego, en la postura colectiva al momento de jugar. En los cuatro partidos de eliminación directa de la Copa Libertadores 2023 nunca repitió titulares. Pero las constantes modificaciones tampoco terminan de cerrar una idea de juego.
En el mercado de pases de junio se invirtió fuerte por cinco refuerzos. El uruguayo Edinson Cavani, la incorporación más rutilante, aún no se acomodó en el equipo. En ocho partidos marcó un solo gol, pero, salvo contra Platense en la Copa de la Liga, el equipo no lo encuentra. Boca tiene problemas de generación, muchos, y no sobran las jugadas para que los delanteros se luzcan, más allá de que tampoco los niveles individuales de El Matador, de su compatriota Miguel Merentiel y de Darío Benedetto están en lo más alto.
De los últimos 13 partidos, solo tres goles fueron de los atacantes: uno del Pipa, otro de la Bestia y otro del ex Napoli de Italia. Sin embargo, y aun teniendo dificultades para el gol, el Xeneize se hace fuerte en cada copa que disputa. Y es que, hace tres años que no pierde en los 90 minutos de mano a mano en el torneo continental. La última vez que sucedió fue en la semifinal de la Copa Libertadores 2020, en la cual perdió por 3 a 0 frente a Santos, en Brasil.
En definitiva, Boca llega al choque con Palmeiras con la incertidumbre de su formación, la mala performance en el momento de definir, en especial de sus nueves, y con interrogantes que están lejos de resolverse por parte de su entrenador. Pero la ilusión y entusiasmo de sus hinchas siguen estando, y todo parece indicar que la posibilidad de jugar una nueva final de Libertadores se fortalece en esa famosa mística.