La estabilidad cambiaria y una caída en el poder adquisitivo ayudaron a una nueva desaceleración de precios, aunque todavía en niveles muy altos
Junio dará un nuevo alivio en materia de inflación, ya que será el segundo mes consecutivo de caída, aunque todavía en valores muy altos. Esta nueva disminución le dará la oportunidad al equipo económico de instalar la idea de una tendencia en marcha, que -siempre según el relato oficial- podría profundizarse en los próximos meses.
Los relevamientos privados son coincidentes en que efectivamente la inflación de junio podría ubicarse en el orden del 7%, pero existe una chance de que se perfore ese nivel. “Cuando hablamos de un nivel que promediaría el 7%, obviamente consideramos un rango que va entre 6,7% y 7,3%” , explicó uno de los economistas cuya medición se acerca mucho a la del INDEC.
Aunque todavía no están los datos de la última semana de junio, consultoras como EcoGo -de Marina Dal Poggetto- y Econviews -de Miguel Kiguel y Andrés Borenstein- estimaron el 7% para el mes. En el caso de Ecolatina, por ejemplo, calcularon 7,4% en la primera quincena, pero al mismo tiempo con una marcada desaceleración en la segunda parte del mes.
De esta forma, el comportamiento de este mes se parece mucho al ocurrido en mayo. Una primera quincena más picante en materia de precios, pero una segunda parte mucho más calma. La estabilidad del dólar y la disminución del poder adquisitivo están claramente detrás de este comportamiento.
Con salarios muy golpeados por la inflación, es esperable que los precios sobre todo en supermercados se ajusten al principio del mes. Pero luego no queda demasiado margen para seguir remarcando porque los clientes se quedan sin recursos para mantener el ritmo de compras.
Posiblemente el dato más negativo pase por la evolución del rubro de alimentos y bebidas, que luego de una desaceleración en mayo habría rebotado en junio. “Se desploman los bienes regulados, que aportaron casi un tercio de la inflación en el mes. No diría que alimentos se acelera, aunque da más de lo que arrojó el mes pasado el INDEC. Sigue ayudando la estabilidad de la carne y los productos frescos”, señaló Dal Poggetto.
Para Sergio Massa es relevante apurar una desaceleración de precios, ahora que es al mismo tiempo ministro de Economía y candidato presidencial. Desde la secretario de Comercio están negociando con distintos sectores para que frenen los aumentos al menos hasta las PASO
Mientras tanto, el Gobierno avanza con la idea de un congelamiento masivo hasta las PASO. La candidatura a la presidencia por parte de Sergio Massa también ayuda para acercarse al objetivo, al menos para mantener la tendencia a la baja de la inflación un par de meses más.
“Estamos acordando con los fabricantes de celulares, indumentaria, calzado deportivo, electrodomésticos, motos y bicicletas que mantengan los precios congelados hasta 15 de agosto”, indicaron fuentes de la secretario de Comercio.
“Se tomó esta decisión teniendo en cuenta que se observó un aumento del 20% en la aprobación de las importaciones de insumos desde febrero en estos sectores. Por lo tanto, consideramos que están con capacidad para sostener sus precios hasta agosto”.
La apuesta de Massa para conseguir que no siga subiendo la inflación depende mucho de llegar con el dólar controlado hasta las elecciones primarias. Por eso, es clave que se mantenga cierta estabilidad cambiaria y que la brecha cambiaria no aumente.
Las negociaciones con el FMI, que podría cerrarse en los próximos días tras el pago previsto para hoy, es fundamental para que no aumente la presión cambiaria. El objetivo es que el Banco Central recupere cierto poder de fuego para seguir interviniendo en el mercado, en medio de una caída constante en el nivel de reservas.
Por ahora, no está claro hasta dónde podría llegar el próximo desembolso del FMI, que como mínimo debería alcanzar para devolver los vencimientos con el organismo. Pero además, el Gobierno precisa cancelar vencimiento de bonos por USD 1.100 millones el 9 de julio. Y a esto se añade la necesidad de contar con dólares frescos para mantener cierto poder de fuego, tanto para controlar el dólar oficial como las cotizaciones financieras.